miércoles, 8 de junio de 2011

Ensayo basado en el libro "El coronel no tiene quien le escriba"

El coronel

Mynor René Castañón Padilla
Sección A
Carné: 200-11-167

El coronel vive con su esposa, quien padece de asma, en una casa de muy pobres condiciones, la única esperanza de ganancia es un gallo de pelea que el coronel ha estado manteniendo en su casa durante varios meses, esperando que pelee en enero y ganar en las apuestas. El coronel camina hasta el puerto donde había varias lanchas, en la cual desembarca el administrador de la oficina postal esperando recibir una carta, pero como cada semana, no recibe nada. El médico visita al coronel para revisar a su esposa, y le da al coronel una carta con información clandestina que había sido censurada en los periódicos. Tiempo después, el coronel y su esposa discuten un poco sobre lo que deben hacer con el poco dinero que les queda, convenciéndola éste de comprar maíz para alimentar al gallo. El esta esperado la pensión de veterano por asistir a la guerra civil colombiana de las guerras de los mil días, al ver que su paga no llega si decide cambiar de abogado.
El maíz que había sido comprado para el gallo, se acaba, y el coronel empieza a alimentarlo con habichuelas viejas. Su esposa argumenta que debería venderle un viejo reloj que tiene, tal vez su más valiosa posesión, al sastre del pueblo, Álvaro. Al encaminarse hacia la sastrería, se encuentra con varios compañeros de su hijo Agustín, entre ellos a Germán, a quienes les ofrece regalarles el gallo. Ellos en cambio ofrecen cuidarlo hasta las peleas de enero.
Al visitar a su compadre don Sabas, éste le dice que si vendiera el gallo se lo comprarían fácilmente a $900. El coronel duda mucho, pero al descubrir que su esposa ha tenido que empeñar sus anillos, decide vendérselo al propio don Sabas. Sin embargo, don Sabas le responde que tiene un cliente que esta dispuesto a comprárselo por 400 pesos. El médico le aconseja al coronel que no se lo venda, pues don Sabas lo vendería posteriormente a 900 pesos.
Don Sabas sale de viaje, y cerrarían el trato al volver. El viernes como de costumbre el coronel acude donde las lanchas, y de camino recuerda que ese día comenzarían los entrenamientos del gallo para la pelea, y al pasar por la gallera el coronel descubre que tienen a su gallo. Entonces, el coronel va a recogerlo y ve cómo el emocionado público ovaciona al gallo, y en medio de una gran confusión y motivación, se lleva al gallo a su casa, decidiendo que no lo venderían, incluso aguantando los fuertes reproches de su esposa.

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